Es hoy por hoy un revitalizar fuerzas, retomar votos, buscar la sólida unidad presbiteral porque no es fácil predicar en una ciudad como esta. Ya lo dijo Juan Pablo II algún día: ".porque el mal puede estar hasta en los más recóndito de la tierra".
La sangre del padre Luis es semilla de donde brotarán nuevos y mejores sacerdotes para la Diócesis de Tijuana.