«O eres como yo y piensas lo que yo, o te excluyo de mi universo». Podemos llegar a estar tan convencidos de que todo debería ser como pensamos, que sobrellevemos una disconformidad creciente con la realidad propia y la de los demás”. «Las ideas y las ideologías pueden radicalizarse tanto en la cabeza y el corazón de las personas, que se conviertan en fanatismo”. Nos permiten colocarnos en situación de juzgar como inadecuados a todos aquellos que no las comparten.
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