“La calidad de la música depende de la pureza y de la grandeza del encuentro con el divino, con la experiencia del amor y del dolor”. (Papa Emérito Benedicto XVI)
Nuestra gratitud a todos los niños, jóvenes, familias y laicos (as), papás y mamás, esposos y coros comprometidos que a lo largo de más de una década han animado, fortalecido y enriquecido la vida comunitaria y especialmente la Eucaristía dominical con sus talentos del canto y de la música al servicio de Dios y para su alabanza.
Agradecemos su tiempo, espacio y esfuerzo además del sacrificio en diversas formas por continuar cultivando sus talentos y capacidades. El recorrido de muchos hermanos (as) que han pasado por este ministerio ha sido el impulso para sus carreras profesionales en la música, para otros el seguir aprendiendo y sirviendo desde que eran infantes, así como un espacio propicio para seguir caminando en el aprendizaje de la auténtica música litúrgica y ser comunión con la Arquidiócesis. Los retos siempre son latentes pero al mismo tiempo apasionantes.
Nos unimos en oración por cada uno de los que conforman este servicio, pedimos la intercesión de Santa Cecilia para que con nuestro testimonio sencillo podamos seguir llamando a otros y vivir este servicio con un sentido de fe y de discípulos bautizados.
Enhorabuena a todos los coros.
Con afecto
La Comunidad Parroquial