Se trata de una “Exhortación Apostólica”, un tipo de documento magisterial que a diferencia de las encíclicas se dirige especialmente a los católicos. Se titula “Alegraos y regocijaos”, o con su título en latín “Gaudete et Exultate”. Trata sobre la llamada a la santidad en el mundo actual. No pensar solo en los santos «ya beatificados o canonizados»,
1) Para ser santos no es necesario ser obispos, sacerdotes, religiosas o religiosos. Muchas veces tenemos la tentación de pensar que la santidad está reservada solo a algunos.
2) La santidad de Dios paciente: en los padres que crían con tanto amor a sus hijos, en esos hombres y mujeres que trabajan para llevar el pan a su casa, en los enfermos… esa constancia para seguir adelante día a día.
3) La santidad no quita nada: No tengas miedo de la santidad. No te quitará fuerzas, vida o alegría.
4) La santidad vivida como humanidad: reconocer en él a un ser humano con mi misma dignidad, a una creatura infinitamente amada por el Padre. ¡Eso es ser cristianos!
5) La santidad un camino de lucha constante. Quien no quiera reconocerlo se verá expuesto al fracaso o a la mediocridad.
6) La santidad de los pequeños gestos
Nos alerta en este camino de confiar en nuestras propias fuerzas y de un egocentrismo.