Afrontar la mentalidad del “pobrecito yo”

No sentirnos el centro del universo, sino salir al encuentro de los demás. El mejor antídoto contra la mentalidad “pobrecito yo” es pensar en los demás, a saber compartir y a poder entender que la felicidad es una puerta que abre hacia afuera.

Aquí ciertos consejos para no educar “víctimas”:

    • No trates de quitar todos los obstáculos que nos toca vivir: enfrentarse a situaciones incómodas, hacerle frente a las consecuencias de los actos.
    • No caer en la falacia: “yo no tuve la misma oportunidad, dones, talentos, etc…” emocionalidad y complejos personales que arrastramos, y la mayoría de las veces se refiere a cosas materiales que nos faltaron en la infancia.
    • No sientas lástima por lo que te ha tocado vivir. La lástima nos empuja a sobre compensar y a tratar de borrar esas malas experiencias con abundancia de cosas que creemos que son buenas.
    • No le esconder lo que pasa: la verdad sobre lo que se está viviendo. No es cuestión de hacerlo sufrir sin necesidad, ni de ser exageradamente crudo, pero sí debemos tener la fortaleza de ver lo que está pasando.

 

Afrontar la mentalidad del «pobrecito yo».