Caray, después de haber vivido el lamentable deceso del Padre Luis y,los acostumbrados a la vida que hoy se lleva bajo el signo del dinamismo, de la eficacia y, con mucha frecuencia, de la despreocupación y de la insensatez. Nos estamos viendo obligados a caer en la cuenta de que existen virtudes amenazadas de extinción.
Virtudes que hemos abandonado en el closet. Es un momento favorable para hacerlas vida.
Hoy, que estamos a la expectativa de quién será el próximo Párroco de esta Comunidad, estamos a volver a poner en circulación ciertas virtudes, en especial la paciencia. Sin ella daríamos lugar a una esquizofrenia, no podríamos caminar al ritmo de la de vida activa, seríamos incapaces de asegurar el éxito y de asegurar la marcha.
Es la paciencia quien no permitirá apagar los ideales de nuestro querido Padre Luis, ni nos dejará perder el camino de sus sueños, porque ella es sobre todo la virtud de los jóvenes, al menos de quienes pretenden permanecer joven.
No desistamos de la obra, no adoptemos posturas de víctimas. Mas bien, equipémonos de una buena dotación de paciencia como cobertura de los ideales más altos.
Ante la espera y la demora ¡buen ánimo para la comunidad! La paciencia nos servirá para no dejar morir los sueños.